El cuero cabelludo, al igual que el resto de la piel, está compuesto por microorganismos vivos que forman la microbiota. Estos microorganismos se alimentan del sebo, una sustancia producida por la glándula sebácea, y cumplen un ciclo celular que dura 18 horas.
Al finalizar este ciclo, los microorganismos se descomponen y generan detritos y residuos que se acumulan en el cuero cabelludo. Si permitimos que estos residuos se acumulen de forma crónica, se incrementará la inflamación, la irritación y la picazón, lo que favorecerá la proliferación de un hongo llamado *Malassezia furfur*.
Este hongo es inicialmente responsable de la caspa, y si no se trata, puede llevar al desarrollo de una dermatitis seborreica.